Historia de la Copa América |
1870 El Magic vence al Cambria
Por
Marcelo C. Ossó Laminas de Tony Fernandes. El primer desafío por el codiciado trofeo se dio 19 años después de la famosa regata en Cowes. Cierto desinterés inicial de los aficionados británicos, la guerra Civil en EE.UU. y un cruce de correspondencia algo tirante entre desafiantes y defensores fueron algunas de las causas que motivaron dicho paréntesis.Luego de la victoria de la goleta América en 1851, la sociedad que lo había construido donó el trofeo al New York Yacht Club para que este instituyera una competencia internacional. La carta enviada al club, que luego se conocería como la primera escritura de donación, iba a convertirse en el más famoso y, debido a como estaba redactado, en el más controvertido reglamento de la historia de regatas de yates. En esencia el documento establecía lo siguiente “Debe entenderse claramente que la Copa va ser propiedad del Club y no de los socios ni de los propietarios de los barcos que la ganen en una competición; y que la condición de mantenerla abierta a la participación de clubes de yates de todos los países extranjeros, bajo las condiciones arriba estipuladas, ira siempre unida a ella, haciéndola perpetuamente una Copa de desafío para la competición amistosa entre países extranjeros”. El New York Yacht Club le envió una notificación oficial al Royal Yacht Squadron, que la mayoría de los aficionados náuticos consideraban como el retador más factible, a finales de 1857. Al principio no hubo respuesta ya que los nautas británicos, aprovechando el hecho de estar la goleta América en Inglaterra, estaban ocupados en construir y aparejar nuevos barcos copiando sus esbeltas líneas. Varios barcos desarrollados con esos parámetros comenzaban a tener destacadas actuaciones en regatas internas en Inglaterra. En 1861 el estallido de la guerra civil en EE.UU. postergó cualquier intento de regata de yates anglo-americana.Luego de este paréntesis y finalizada ya la guerra, en 1868 llegó a Inglaterra la goleta Sappho que impresionaba por su enorme y estilizado casco. El Royal Yacht Squadron no dudo en invitar al ilustre visitante a participar en la regata anual alrededor de la isla de Wight tal cual había ocurrido en 1851 con el América. Sorprendentemente el velero americano llego quinto a la meta, y el sabor de la venganza comenzó a tentar a algunos aficionados británicos. Sin duda el más entusiasmado fue James Ashbury ganador de la regata y propietario de la goleta Cambria. Ashbury era un heredero, hijo de un carretero que había amasado una gran fortuna al inventar el vagón de ferrocarril moderno. Este pintoresco personaje dedicaba gran parte de su tiempo a la náutica y es evidente que el resto lo pasaba escribiéndose con el New York Yacht Club a fin de llegar a una acuerdo para efectuar un desafío por la copa América. En el verano de 1870 se encontraba en Inglaterra la goleta Dauntles propiedad de James Gordon Bennett, editor del The New York Tribune. Ashbury desafío a Bennett a una regata Ambas goletas se hicieron al mar el 4 de julio y tras 23 días de competición, el Cambria le ganó al Dauntless por 1 hora y 43 minutos. Los aficionados americanos comenzaron a preguntarse preocupados si perderían su copa en la primer defensa que harían de ella.
El Cambria era una goleta de 108 pies de eslora total y de 98 en flotación, la manga era de 21 pies y 12 de calado. La diseñó Michael Ratsey siendo también su constructor. Para el cruce del atlántico, en el trinquete, además de la vela cangreja con su correspondiente escandalosa, envegaba velas cuadras las que fueron eliminadas cuando configuró su aparejo Ya en EE.UU. las negociaciones entre Ashbury y el New York Yacht Club continuaron y finalmente se fijó la regata para el 8 de agosto. Ese día en Nueva York, los negocios cerraron y el puerto se atestó con embarcaciones de espectadores. El recorrido era de 36 millas y comenzaba frente a la costa de Staten Islan, posteriormente pasaba por el estrecho y rodeaba el buque faro Sandy Hook. Esa mañana comenzó con cielos plomizos y cuando a las 11,30 arribaron los 18 oponentes, entre los que se encontraba el veterano América, el comité de regatas le concedió al Cambria, en muestra de hospitalidad, el mejor lugar a barlovento. La salida, como en Cowes diecinueve años atrás, era con las anclas echadas y las velas arriadas. Justo antes de la señal de partida, el viento salto de SW al SE por lo que el Cambria paso a ser el barco más a sotavento de la flota. El oficial de día le preguntó a Ashbury si quería cambiar de posición, pero este declinó con elegancia. El Cambria tuvo una partica decorosa, pero enseguida la pequeña goleta con orza Magic de 84 pies de eslora total propiedad de Franklin Osgood, tomó la delantera y estableció el ritmo para el primer trayecto del recorrido, que era a través de los Narrows que separaban Long Island y Staten Island. La regata se desarrollaría por el recorrido interior del NYYC llamado así porque casi su totalidad se hacía dentro de los confines del puerto de Nueva York. En esas aguas abundaban fuertes corrientes de marea que sumado a la gran cantidad de barcos de espectadores que había esa mañana la convertían en una zona difícil de navegar para quien no la conociera correctamente. En el siguiente tramo el Cambria navego mejor pero al rodear la segunda marca, el buque faro Sandy Hook, el capitán Tannock cometió un error. Buscando aguas más libres se abrió hacia la zona de Conney Island, un lugar con innumerables corrientes. Como era de esperar fue atrapado por ellas lo que aumentó más la diferencia con el puntero Magic. Sumado a estos problemas se dio en esta parte de la regata un confuso episodio con la goleta Tarolinta que derivó en una colisión y la rotura de un obenque de babor del Cambria que luego al virar, y seguramente como resultado de dicha colisión, se resquebrajó y rompió el mastelero del trinquete que termino en el agua. Con todos esos percances el Cambria llego finalmente en 10º lugar, arribando 14 minutos después del veterano América que estaba tripulado por guardiamarinas sin experiencia en regatas. En el circulo que nautas americanos reinó el sentimiento que el Tarolinta había jugado sucio. Sin embarco Ashbury no lo consideraba así o, seguramente, estimó que si presentaba una protesta no seria tomada en cuenta y como tenia intención de presentar un nuevo desafío al año siguiente, acalló cualquier resentimiento y acepto la derrota con gran elegancia. Ashbury se quedó el resto del verano en EE.UU. compitiendo en otras regatas y disfrutó de la hospitalidad de alta sociedad de Nueva York, ofreció fiestas e incluso recibió al presidente Ulises S. Grant a desayunar a bordo del Cambria.. De regreso en Inglaterra, el Cambria cambio el elegante mundo de las regatas por un destino más humilde al ser convertido en velero mercante para navegar por la costa occidental de África. Ashbury estaba elucubrando un siguiente desafío para 1871 para lo cual pensaba cambiar las reglas de juego impuestas por le NYYC y mandó construir el Livonia.
|