Grandes
Barcos Argentinos
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Hace
poco tiempo recibimos la triste noticia de la muerte de Fernando Murillo.
Fue un incansable periodista e investigador que se caracterizo siempre
por la profundidad y seriedad de sus escritos. Desde Ciber Nautica le
brindamos un homenaje a este amigo publicando uno de sus últimos artículos,
referido a este gran velero Argentino |
Un yate hecho leyenda
por Fernando MurilloEl Fortuna, construido
por una resolución de 1947 del Ministerio de Marina, cumple cincuenta años.
Fue botado el 22 de noviembre de 1949 en Dársena Norte y desde entonces ha
recorrido 300.000 millas a lo largo del Atlántico en regata, en instrucción
náutica o en simple travesía.
La
leyenda del Fortuna (Q 74) comienza con las primeras grandes travesías
a vela realizadas en nuestro país, casi aventuras, y con el incipiente
avance de la tecnología, a poco tiempo de haber finalizado uno de los
más terribles conflictos bélicos de la humanidad: la Segunda Guerra Mundial. Nuestro país, alejado de los centros de lucha, no pudo evitar el desabastecimiento de materiales claves para las industrias, el transporte y los propios hogares. Recordar hoy que hubo restricciones en el uso de la luz eléctrica y falta de insumos tan simples como los neumáticos, que obligó a los servicios públicos a aprovechar los tendidos tranviarios existentes y adaptar los colectivos a dicha trocha sin el uso de neumáticos, se parece a recordar una vieja película. La decisión por parte del Ministerio de Marina de diseñar y construir un yawl para la Escuela Naval Militar, que luego sería el Fortuna, significó un considerable desafío burocrático, económico y humano. LA NAUTICA POR ENTONCES Como toda leyenda, el origen del Fortuna aparece cubierto por un velo que impidió a través de los años desentrañar su origen. Lo cierto es que desde 1936, por resolución del Ministro de Marina Videla, la navegación a vela fue considerada en la Escuela Naval Militar materia de formación de los cadetes. La incorporación de Rufino Rodríguez de la Torre como profesor de esta nueva asignatura marcó un hito importante. Rufino de la Torre impulsó fervientemente la navegación a vela y había acumulado hasta ese entonces una gran experiencia náutica que volcó en las aulas y en los barcos de instrucción de la Escuela. A la compra de dos veteranos West Solent, la Escuela Naval en Río Santiago disponía de una flota de 5 m Internacional, que habían sido importados de Finlandia (casa Abo), más una heterogénea cantidad de yates aptos para navegación en aguas interiores. No tenía yates de instrucción con capacidad oceánica y menos con posibilidades de intervenir en regatas. Por otra parte, en el medio no castrense se había desarrollado una serie de interesantes acontecimientos. En 1927 Germán Frers, con el doble proa Fjord, había llegado a Mar del Plata. En agosto de 1931 llegó el Ingrid en navegación oceánica desde Cowes, tripulado por aficionados. En diciembre de aquel año Vito Dumas zarpó desde Arcachón con el rebautizado LEHG rumbo a Buenos Aires en solitario, mientras que en febrero de 1932 se corrió la primera regata a Mar del Plata con cuatro yates: Fjord II, Fram, Tiburón e Ingrid.También en 1932 se reinició la tradicional regata Newport-Bermudas, tras la interrupción provocada por la I Guerra Mundial. En abril del ¹32 Vito Dumas llegó a Buenos Aires con su LEHG. El pueblo lo ovacionó. En el mismo año llegaron a las costas argentinas Hugo Stunz con el queche Achernar y el navegante francés Bernicot. En 1935 se botó el LEHG II, un magnífico y robusto queche diseñado por Manuel Campos para Vito Dumas. En dicho año Germán Frers alcanzó Río de Janeiro con el Fjord II. En 1936 Julio Sieburger llegó navegando hasta Rio Grande do Sul a bordo del Martha y además se celebraron los Juegos Olímpicos de Berlín. El yachting tuvo su escenario en Kiel, donde se pudo comprobar que el mundo de la vela había cambiado. Había comenzado el profesionalismo y el desarrollo de nuevas tecnologías, entre ellas la aerodinámica y mejores diseños de cascos. El equipo argentino concurrió entusiasmado. Su jefe fue Rufino Rodríguez de la Torre. En 1941 se botó el primer Grumete en Dársena Norte. En 1942, como consecuencia de la guerra, se inscribieron sólo seis barcos en la regata a Mar del Plata. Vito Dumas zarpó en junio con el LEHG II para dar su vuelta al mundo en solitario y en Tigre se botó el Bonanza de Carlos Saráchaga. Al año siguiente se lanzaron al agua el Cangrejo y el Horizonte, este último de 16.3 m de eslora. En 1946 se inició el crucero del Gaucho, diseño de Manuel Campos perteneciente a los hermanos Uriburu, el yate oceánico mejor construido hasta ese entonces en nuestro país. En 1947 se organizó la primera regata Buenos Aires-Río de Janeiro y en 1948 se botó el Joanne de René Salem en aguas de San Isidro. El Cangrejo corrió la Newport-Bermudas y en agosto finalizó el extenso crucero del Gaucho. EL ORIGEN Bajo este microclima en la Marina de Guerra fue creciendo la idea de diseñar un yate oceánico para doce cadetes en instrucción, proyecto que recibió la sigla EY 45. El expediente que originó el barco fue el 2-E-17.927/1947. Por el número se desprende que fue en la segunda mitad del año 1947 y que correspondía a la mesa de la Marina de Guerra (2) con letra E, quizá por Escuela Naval Militar. La Dirección de Construcciones Navales, de la cual dependía la División Ingeniería Naval, fue la dependencia de la Marina responsable de diseñar el barco. Dicha oficina tenía un Jefe de Proyectistas, el técnico naval Clovis Fernández, de quien dependía Manuel Campos. El tenía a su cargo cuatro dibujantes: Roberto Calvosa y Gabino Ríos, que en aquella fecha estudiaban ingeniería naval, y Emilio Catela y Roberto Hosmann. Recordemos que Manuel Campos había ingresado, con 21 años de edad y segundo año de ingeniería, como dibujante en la División Ingeniería del Ministerio de Marina, gracias a un aviso publicado en un diario. Sus primeros pasos los dio en los tableros que estaban en el actual Cabildo de Buenos Aires, donde la Marina tenía oficinas. Con el tiempo Campos fue ascendiendo en dicha oficina y en 1947 era el responsable de los primeros pasos que había que dar en el anteproyecto del Fortuna, según el esquema fechado el 29/9/1947, que ya daba una idea de cómo sería el futuro EY 45. LA CONSTRUCCION Encarado su diseño en las oficinas de la Marina de Guerra, se decidió construirlo en los Talleres de Dársena Norte, que después fueron conocidos como Tandanor Norte y hoy semejan una aldea kosovar por su estado de destrucción. Las primeras plantillas del barco se trazaron en un taller situado a pocos metros de la histórica sede de la Oficina de Hidrografía. Era jefe del Taller de Marina de Dársena Norte el capitán de navío Remigio T. Bigliardi. De allí que su señora esposa, Nélida Rosa Ingrassia de Bigliardi, fuera la madrina en la botadura del Fortuna. Del capitán Bigliardi dependían el capitán de fragata ‹ingeniero maquinista‹ Miguel A. Valiente y el teniente de fragata ‹ingeniero maquinista‹ Sixto Pérez, que se transformó en un impulsor del proyecto y de las obras. Dos capataces, luego muy ligados a la vida del Fortuna, fueron Eugenio Zustovich y Juan "Joanin" Narizzano, junto a José Sassani, que años después trabajó en el mismo lugar en la construcción del Fortuna II.
El
personal del Arsenal de Marina de Dársena Norte terminó impecablemente
la obra propuesta, en menos de dieciséis meses de trabajo y superando
numerosos contratiempos, que incluyeron un incendio parcial de las instalaciones.
La Orden General Nº 97 de abril de 1949 bautizó con el nombre de Fortuna
al entonces proyecto EY 45. Su nombre se debe a la goleta homónima que
al mando del capitán Pablo Sufriategui combatió en Arroyo de la China
contra fuerzas españolas.
HISTORIAL
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