Volver al menú de supervivencia LUCHA CONTRA LA INTEMPERIE

La temperatura de nuestro entorno es fundamental para poder alargar el tiempo de supervivencia. Si el náufrago se encuentra en el agua, sin posibilidad de subir a una balsa, debe tratar de mantener el cuerpo lo más templado posible. La cabeza, el tronco, la ingle son zonas a proteger prioritariamente, por ello es importante tomar ropa de abrigo al abandonar el barco. Si vestimos chaleco salvavidas podemos adoptar una postura que disminuya en lo posible la pérdida de calor. Mantendremos la cabeza, incluida la nuca, fuera del agua. Los antebrazos cruzados por delante del tronco, levantando entrelazadas las rodillas para cubrir el bajo vientre.

 

Volver al menú de supervivencia COMO PROCEDER EN UNA EMBARCACION SALVAVIDAS

La mitad de la batalla está ganada cuando se llega sano y salvo a la balsa o bote salvavidas. A pesar de las narraciones fantásticas que aparecen en los periódicos sobre casos excepcionales, las estadísticas demuestran que casi la mitad de los botes que estuvieron a la deriva durante más de 24 horas llegaron a zona segura en cinco días. Es una excepción que un bote salvavidas no sea rescatado dentro de las tres semanas. Si se tiene visión, conocimientos e iniciativa, las probabilidades de salvarse son muchas. Desde dicho instante lo que se haga afectará no sólo el propio bienestar y las propias probabilidades de salvarse, sino también las de los demás.
Balsa salvavidas
No se excite para evitar el agotamiento. No cante ni grite, pues esto gasta energías y una humedad valiosa. Si alrededor de una balsa hay muchos náufragos, aferrarse pero no tratar de encaramarse a ella. Ayudar a subir a los heridos. Por más apiñado e incómodo que se encuentre, trate en lo posible de aparecer jovial, y si no fuera posible permanecer quieto. Tratar de aminorar en lo posible la gravedad de la situación, pues la supervivencia depende de que todos cumplan con su rutina animosamente y con prontitud. Es sumamente importante que se le asigne una tarea, aunque sea insignificante, a cada uno de los ocupantes del bote o balsa. Solamente se exceptuará los heridos graves y a los muy extenuados. Deberán cumplirse guardias como rutina estricta.

 

Volver al menú de supervivencia EXPOSICION A LOS ELEMENTOS DEL MAR

En la balsa o bote, se retorcerá la ropa mojada lo más pronto posible, pero no se deberá quitar toda a menos que el tiempo sea cálido y seco, y el viento moderado. Desvístase y seque la ropa de a una prenda por vez. Dedique especial atención a los pies. Quítese los zapatos y las medias, y séquelos. Si fuera posible, póngase medias secas. En este caso tener consigo un par de medias con envoltura impermeable dará buenos dividendos. Los pies deberán mantenerse secos y cubiertos. Si la embarcación está mojada, déjese los zapatos puestos, pero quíteselos si nota que los pies se inflaman.


Para protegerse de los vientos fríos, la lluvia, la espuma de mar, o en los trópicos, del sol, levantar una lona u otro material o armar un toldo con lo que se encuentre. No quitarse demasiada ropa : protege de las quemaduras del sol, que pueden ocurrir aun con tiempo nublado. La experiencia de hombres que durante semanas permanecieron en balsas, hasta ser eventualmente rescatados, indica que en los trópicos, una preparación sistemática de la resistencia a los rayos solares, con anterioridad a una emergencia, aminora las penurias de la exposición, siendo la natación, una buena manera de lograrlo y, como ya se de dijo, un verdadero seguro de vida. La epidermis tostada por el sol es una gran ayuda, pero la ropa es esencial durante el día para protegerse del resplandor solar, y durante la noche, del frío.
Se pueden proteger los ojos del reflejo del sol en el agua, improvisando algún tipo de anteojos o protectores con ranuras. Un trozo de género atado sobre la nariz ocultará el horizonte cuando se mira de frente, y reducirá el resplandor. El uso de una camisa o camiseta y algo para cubrir la cabeza, empapado en agua de vez en cuando, disminuirá los efectos del sol.
Permanecer sentado durante largos ratos con los pies mojados tiende a causar dolor y entumecimiento, seguido de inflamación y más tarde de ampollas o úlceras (el llamado "pie de inmersión"). Para evitarlo se tomarán las siguientes precauciones que han resultado eficaces :

Mantener la embarcación desaguada y lo más seca posible.
Tratar por todos los medios de que los pies estén secos.
Aflojar los cordones de los zapatos, ligas y ropa que dificulte en alguna forma la circulación de la sangre en las piernas.
Ejercitar y mover frecuentemente los dedos de los pies ; levantar éstos a la altura de las caderas por un rato y acostarse de espaldas y sostenerlos en el aire durante unos minutos de cuando en cuando. Si los pies y piernas se entumecen e inflaman, no debe aplicárseles masaje, ni calor, sino que se los mantendrá levantados y lo más secos posible. Quítese los zapatos si la hinchazón es grande. Como consecuencia de la estricta limitación en el racionamiento de comida y agua, las evacuaciones tenderán a volverse duras y secas y la orina escasa y concentrada.

Aunque deberá estimularse el intestino de todas formas, no podrá evitarse la constipación. La experiencia de muchos sobrevivientes de naufragios indica que ello no trae consecuencias para el futuro. A medida que la orina se torna más concentrada tiende a producir dolor al pasar. En estas circunstancias es prudente eliminarla una o dos veces al día, ya que el ardor provocado por el paso de mayor cantidad, probablemente no durará más que por el paso de menor cantidad. Hay que recordar que el alcohol no sirve para apagar la sed y que es peligroso tomarlo en estos casos. Los fumadores fuertes encuentran un sedante en el tabaco, especialmente en las largas guardias nocturnas, pero no posee otra virtud y aumenta la sed.

 

Volver al menú de supervivencia AGUA POTABLE EN EL MAR

El agua potable será la necesidad más urgente. Si la embarcación de emergencia está equipada con alambique o aparato químico para quitar la sal del agua de mar. Aprender antes a montarlo y a hacerlo funcionar. Probablemente habrá algo de agua en la embarcación y habrá que aparejar un equipo para juntar agua de lluvia. Usar la capa de ancla, del bote o de la vela, o cualquier trozo de lona ; teniendo la precaución de desalar la superficie receptora, lo que haremos es: ante los primeros síntomas de lluvia, la limpiaremos con agua de mar, para disolver la sal depositada sobre ella, este lavado tiene que continuar, con las primeras gotas de lluvia ayudándonos con una esponja o camisa, una vez limpia la superficie, sí recogemos el agua de lluvia.
Se estimará el tiempo que se estará a la deriva y se racionará el agua de acuerdo con la estimación. Un hombre necesita aproximadamente medio litro de agua por día para mantenerse bien, pero puede sobrevivir con bastante menos de cuarto litro. Un hombre en perfecta salud puede vivir de ocho a doce días sin agua. El agua durará más si se la tiene en la boca por largo rato, enjuagándose o haciendo una gárgara primero y tragándola después.
Si no hay agua, no coma, ya que la digestión consume la humedad del cuerpo. Conservar el agua que hay en el cuerpo es casi tan importante como tener agua para beber. Para evitar la excesiva transpiración habrá que abstenerse de ejercicios innecesarios. Si hace calor se quitará (pero no tirará) toda la ropa excepto el cubre-cabeza, camisa, pantalones y medias, que son necesarios para evitar las quemaduras del sol. Se levantará un toldo para protegerse del sol, pero no debe interrumpir la brisa. Mantenga la ropa mojada con agua de mar a fin de que la evaporación enfríe el cuerpo, pero suspenda esto si siente escalofríos.
Enjuague la ropa en el mar por lo menos una vez al día para evitar acumulación de sal. Séquela al atardecer para evitar el enfriamiento excesivo por la noche. En tiempo fresco mantenga la ropa seca.
En el Ártico y en la Antártida, se puede beber el agua de las lagunas formadas por el hielo derretido por el sol y el hielo flotante de más de un año, si no se han puesto salobres por la salpicadura del agua salada. La ración de agua estará basada en un cálculo cuidadoso de las posibilidades de ser rescatado y la eventualidad de recoger agua de lluvia.
No beba agua de mar pues le aumentará la sed y le ocasionará una fuerte descompostura. Sin embargo, se puede obtener alivio humedeciendo los labios y enjuagándose la boca con agua de mar, y también humedeciendo las galletas con una pequeña cantidad de ella. Pero hay que recordar que el agua de mar, ingerida en cualquier forma en cantidades mayores es muy peligrosa.
No tomar orina ; contiene sustancias nocivas que aumentan enormemente la sed.

 

Volver al menú de supervivencia EL ALIMENTO EN EL MAR

El alimento no es tan importante como el agua. Un hombre puede subsistir varias semanas con agua sin comida. Sin embargo, cuanto más alimento se ingiera, mejores serán las probabilidades; por lo tanto cuente previamente las raciones de emergencia y aprenda la mejor manera de repartirlas y usarlas.
Distribuya la comida y el agua a intervalos regulares. Si no cuenta con un reloj para medir el tiempo, se distribuirán las raciones al amanecer, al mediodía y al atardecer. Deberá mantenerse una estricta y permanente vigilancia sobre los alimentos y el agua. Se designará a un hombre de confianza para tomar a su cargo el cuidado y racionamiento de los alimentos y el agua.
"Pesca" Si se puede pescar, se tendrá alimento y agua.
Asegurarse a bordo de que el envase que contiene el aparejo de pescar esté en la balsa. Contiene instrucciones completas , pero vale la pena repetirlas.
Si logra pescar, no se morirá de hambre , ni de sed. La carne de pescado, sacado del mar abierto, es buena para comer cocida o cruda ; es saludable y nutritiva. Muchas tribus y algunos pueblos comen habitualmente con gusto pescado crudo.
En el caso de haber pescado mayor cantidad de la necesaria para el consumo, se masticará la carne para extraer el jugo. Para hacer esto se pone un trozo de pescado en la boca, succione el jugo y tráguelo, escupiendo después la pulpa. Haga esto cuando sienta sed, y tenga pescado.
El jugo de pescado tiene un gusto muy semejante al jugo de ostras crudas o almejas. Se ha comprobado que es saludable. Un método bueno para extraer el jugo es el siguiente : Tomar un trozo sin espinas, ni piel y cortarlo en pequeños trozos, envolverlo en un lienzo dejando dos extremos largos que se retuercen fuertemente entre dos hombres. Algo de jugo goteará. Esto ha sido experimentado con éxito variado en distintas ocasiones y no es enteramente seguro, pero desde que sobrará el tiempo, no se pierda nada con probar.

 

Volver al menú de supervivencia NAVEGACION SIN INSTRUMENTOS

La navegación en una balsas salvavidas, es lógicamente, de los más elemental y su papel como factor de supervivencia, de menor importancia. Sí, un conocimiento general del lugar aproximado que uno se encuentra es de vital importancia. En embarcaciones deportivas es muy importante saber nuestra posición aunque sea en forma aproximada, ya que lo primero que se nos preguntará al radiar una llamada de emergencia es "cual es nuestra posición" para poder comenzar el operativo de búsqueda y rescate a partir de nuestra última ubicación.
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"El viento y las corrientes" En general el movimiento de una balsa estará gobernado por los vientos y corrientes predominantes. Éstos pueden ser utilizados con inteligencia si el náufrago sabe en qué dirección desea ir. El viento y la corriente no van necesariamente en la misma dirección en un área determinada. Uno puede ser favorable y la otra desfavorable. Cuanto más baja sea la balsa y cuanto más bajo permanezcan sus ocupantes, mayor será el efecto de la corriente. Este efecto puede ser aumentado mediante el uso de un ancla de mar o rastra si la corriente se dirige hacia tierra o hacia un área en que estén operando patrullas. Por otra parte, si el viento fuera favorable, la balsa será aligerada tanto como sea práctico. Los sobrevivientes se sentarán erguidos para ofrecer mayor resistencia al viento. Cualquier forma de vela que se improvise será de gran ayuda. Puede usar el remo como timón.

"Orientación" Debe considerarse la utilidad de tener un rumbo u orientación bien definido. Es de nuestra ayuda tener algún conocimiento de las estrellas, el sol y la luna, simplemente algunos puntos de referencia en la bóveda celeste como los usados por los antiguos polinesios para navegar por todo el Pacífico Sur en sus canoas excavadas de remos exteriores, hace siglos.
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"El sol" Sabemos que el sol sale por el este y se pone por el oeste, y que por lo tanto va de este a oeste. Con observar la sombra que produce algún objeto, la dirección de la misma nos marcará el occidente u oeste, por lo que perpendicularmente y hacia adelante de esta línea, tendremos el norte y hacia atrás el sur.
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"La luna" Al igual que el sol, la luna parece describir una semi circunferencia en la bóveda celeste y por poco que se haya observado, se la habrá visto alguna vez, durante el período de luna llena, aparecer en forma de un disco rojizo sobre el horizonte.
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Esta aparición es periódica y se reproduce en la misma forma cada 28 días, que es la duración de lo que se llama "período de lunación". El lugar en que aparece la luna llena sobre el horizonte, nos indicará la dirección del Este. En la misma época, a las 24.00 horas, su ubicación en el espacio nos indicará la dirección del Norte y a las 06.00 horas del día siguiente, nos indicará la posición del Oeste.
 

Como es sabido, en el transcurso de una semana, es decir, 7 días, la luna va reduciendo su tamaño acercándose a lo que se llama cuarto menguante, el que se produce en el séptimo día. En esta fecha, aparece recién a las 24.00 horas en el horizonte, indicando el Este y a las 06.00 horas, su posición nos indica la dirección del Norte. Pasada esa hora, generalmente la luz del sol nos impida verla. Transcurrido ese período, continúa la luna disminuyendo aparentemente de tamaño, a la vez que su aparición por el este se va retardando cada vez más, hasta que a los 14 días desde que apareció como luna llena, se nos presenta como luna nueva, resultándonos entonces invisible a simple vista. Posteriormente, aparece la luna bajo la forma de un creciente débil, para presentarse a los 21 días, contados de su aparición como luna llena en lo que se llama su cuarto creciente, en que se nos presenta a las 18.00 horas, indicándonos la dirección del Norte y a las 24.00 horas, la situación del oeste.

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