Año
1770. La zona del Río de la Plata entre la Colonia del Sacramento y
el Río de Janeiro seguía siendo surcada por navíos portugueses e ingleses
furtivos que esquivaban el control de la celosa requisa española.
El 21 de febrero de 1770 el navío portugués llamado "Nossa Senhora
da Lapa e Sao Francisco" cuando navegaba rumbo a Portugal desde
la Colonia del Sacramento, chocó contra unas piedras que los españoles
que asistieron al auxilio y requisa denominaron "el bajo de las
Pipas" -extremo sur del Banco de Santa Lucía-.
Nuevamente el navío se fue a pique sin que su carga transportada en
bodega pudiera ser revisada. La requisa practicada a los náufragos confiscó
solos unos $ 50.000 (pesos castellanos de la época) en plata y oro y
otra vez, a modo de discurso ensayado, el Capitán del navío declaró
que nada sabía de contrabando y que sólo transportaba abordo el dinero
que le fue comisado.
Durante el auxilio practicado a los náufragos, sólo un oficial español
y apenas antes que terminara de hundirse el navío, alcanzó a distinguir
entre los barriles guardados en la bodega inundada, una carga que no
había sido declarada: piezas de plata definidas como "plata en
piñas" asomaban de aquellos barriles rotos.
Las desinteligencias españolas entre Buenos Aires con la guardia del
Santa Lucía no lograron que se iniciara, ni que se practicara tarea
alguna de buceo sobre el navío naufragado, cuando tampoco pudieron comprobar
fehacientemente ni por testimonio el contrabando que se llevaba abordo.
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